16 septiembre 2022
Que China está a un paso de convertirse en la primera potencia mundial es un hecho. Para conseguirlo, dos factores han sido decisivos: la imitación y nulos derechos laborales.
Y es que, según datos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), China acapara el 75% de los productos falsificados que llegan a Europa. A mucha distancia, le siguen Hong Kong (5,7 %), Turquía (5,6 %) y Singapur (3,3 %).
Todo ello parcialmente viene provocado del hecho de que, como mencionábamos anteriormente, China es un país donde era, y es, muy barato producir: los salarios son bajos y no hay derechos sociales. Esta situación hizo que la mayoría de empresas productoras occidentales se decantasen por mover sus fábricas al gigante asiático para aumentar sus márgenes comerciales, y por ende, sus beneficios. Gracias a este hecho, China dispuso de la información necesaria de cómo se producían estos productos y, en consecuencia, desarrollaron una industria dedicada a su copia y distribución.
Sin embargo, sin perjuicio de lo anterior, actualmente las empresas chinas están dejando de copiar para innovar, y no hay innovación sin Propiedad Industrial.
Y es que las autoridades públicas chinas son conscientes del papel y la importancia que desempeñan los derechos de Propiedad Industrial en el desarrollo socioeconómico del país.
De un lado, vemos como en 2019 el Gobierno chino impulsó una serie de enmiendas diseñadas para fortalecer su legislación de marcas y, desde entonces, más empresas extranjeras han ganado disputas en los tribunales chinos. En este sentido, hay que mencionar que no sólo se han actualizado aspectos administrativos para facilitar las solicitudes y registros de marcas, sino que a su vez se han mejorado los canales para su defensa frente a infractores y se han aumentado las penas.
Asimismo, el 1 de enero de 2022 entraron en vigor las nuevas Directrices para el examen y juicio de marcas en China con el objetivo de estandarizar los procedimientos de examen y juicio de marcas y asegurar la aplicación uniforme de las leyes correspondientes.
Hay que tener en cuenta que, en China, toda marca que no esté registrada no tiene protección alguna. Esto se debe a que el sistema de marcas se rige por el principio del “primer solicitante”. Es decir, la marca que se registre primero tendrá una protección prioritaria.
A modo de ejemplo, hay que señalar que empresas como Manolo Blahnik o New Balance han ganado sendos juicios tanto para poder usar sus marcas (habían sido registradas de mala fe por terceros no autorizados), como para obtener indemnizaciones por daños y perjuicios por las infracciones sufridas.
Asimismo, gracias a esta nueva legislación, se puede obligar mediante denuncia previa a los gigantes de la venta por internet, incluido Alibaba, a eliminar de sus webs los productos que pudiesen ser falsificados, convirtiéndose estos en responsables si se venden falsificaciones en sus plataformas.
De otro lado, vemos como más de la mitad de las inversiones chinas en Europa han ido a parar a las principales economías del continente (Reino Unido, Alemania, Italia, Francia etc.). Industrias básicas como la química, la energética, construcción, minería, las telecomunicaciones, finanzas o el sector automovilístico han sido su objetivo habitual. Es así como China da pasos para asentar su posición en Europa.
Y para afianzar este nuevo imperio, de nuevo, la Propiedad Industrial se hace imprescindible.
Y es que China se ha convertido en el primer país en número de solicitudes de marca de la UE, con una cuota que ha crecido del 9,5 al 16,2 por ciento en un solo año, según datos de la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO).
Asimismo, las empresas asiáticas lideran el ranking de solicitantes de Patentes Europeas, siendo la empresa china de telecomunicaciones, Huawei, el principal solicitante de patentes en la EPO con 3.544 solicitudes, seguido por el líder del año pasado, Samsung, y LG, ambos de Corea del Sur.
Por todo lo anterior, se hace imprescindible estar bien asesorados en todo lo que a China respecta, tanto para disponer de una protección frente a terceros en dicho país, como para estar protegidos de los posibles productos falsificados de marcas de aquí que pretendan entrar en nuestras fronteras.
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