Historia de H&A

21 septiembre 2017

Trabajaban todos los días con desgana, sin motivación. No eran sólo las condiciones laborales. Era sobre todo la sensación de que a sus clientes se les estaba exprimiendo, que no se les daba el trato me merecían. Así que un día salieron por la puerta y decidieron no volver.

Recalaron en un piso modesto, sin colaboradores, pagándolo todo de su bolsillo. Les gusta recordar que hasta el aseo era compartido. Pero siguieron luchando y poco a poco, creciendo. Y precisamente porque querían prestar el mejor servicio, comprendieron que una Agencia de propiedad Industrial sin una asesoría jurídica interna no podía controlar el servicio que se prestaba al cliente. Así que montaron una internamente. La primera en una Agencia en España.

Irrumpió Internet, y con la red de redes toda una gama de posibilidades que afectaban sobre todo a una parte del patrimonio intangible de la empresa muy importante: las marcas. Tras las experiencias en Estados Unidos, donde los titulares de marcas tuvieron que sufrir ciberpirateo, nuestros amigos entienden que a sus clientes puede ocurrirle lo mismo, y deciden convertirse en Agentes Registradores del dominio de país “.es”. Pero ven que no es suficiente y adquieren una empresa que es Agente de dominios genéricos en todo el mundo.

Pronto comprendieron que los problemas de ciberpirateo de las marcas en Internet no eran los más graves. Los realmente graves eran los que tenían que ver con la fama de la marca, no perder por errores on line todo el trabajo con los clientes. Y cometer errores es muy fácil. ¡Son tantas las normas que rodean la presencia de la empresa en Internet! Así que deciden crear un departamento especial de Derecho Digital.

Pero si Internet ampliaba el mercado al mundo, lo cierto es que España era una plataforma esencial para unir tres partes del mundo fundamentales: Europa, Estados Unidos y Lantinoamérica. Así que con el mismo fin de controlar la calidad del servicio prestado a los clientes, deciden abrir sucursales en Latinoamérica. Y desde la plataforma de España se gestionan derechos en diferentes países. Los clientes así tienen la certeza de un servicio uniforme y predictible.

¿Acaba aquí la historia? No. Porque el impulso sigue siendo el mismo: proteger al máximo los intereses del cliente. Y el combustible, el ingenio y el análisis para tomar las mejores decisiones. La experiencia avala el camino emprendido. Y el destino está siempre presente.