Las traducciones de patentes: el papel del traductor para evitar errores irreversibles

30 septiembre 2021

La aparición de nuevas tecnologías en la traducción de patentes ha mejorado la productividad y bajado los costes de las traducciones. Sin embargo, es imprescindible la participación de traductores profesionales en el proceso para evitar errores que pueden tener consecuencias legales irreversibles.

30 septiembre 2021

Una patente europea puede ser inválida por errores de traducción y esta cuestión es tan grave que hace ver de forma evidente la importancia de una buena traducción. A lo largo de la historia, las traducciones automáticas han servido para mejorar la productividad, pero deben posteditarse para evitar errores recurrentes. Y es ahí donde el papel del traductor o traductora debe aportar el valor añadido.

¿Por qué es tan vital? Las patentes son territoriales, de manera que la memoria de una patente debe traducirse a diferentes idiomas, en función de los países donde el solicitante quiera presentarla. Los gastos asociados con las traducciones son elevados, y por este motivo se han intentado reducir, tanto desde un punto de vista legislativo (con el London Agreement para las patentes europeas y la posible Patente Unitaria), como desde el punto de vista de la productividad (utilizando tecnologías de traducción). Pero estas fórmulas no están exentas de problemas.

Evolución de la traducción de patentes: desde el papel hasta la postedición de traducciones automáticas

En los años 80 y 90, las traducciones en general, y las traducciones de patentes en particular, se hacían leyendo el documento original y escribiendo la traducción en un procesador de textos.
Esto implicaba una baja productividad, que estaba directamente relacionada con la velocidad para escribir el texto traducido y con los conocimientos del traductor, tanto del idioma como del tema tratado. Si había que recurrir a un diccionario muchas veces, esto aumentaba el tiempo dedicado a la traducción. Los diccionarios generalmente eran en papel, lo que también consumía tiempo para realizar las consultas y limitaba la disponibilidad de fuentes de consulta.

Para solucionar esta baja productividad, los traductores buscaron alternativas a tener que introducir manualmente el texto de la traducción. Una de estas alternativas fue el uso de programas de reconocimiento de voz, tal como Dragon NaturallySpeaking, lanzado al mercado en 1997. Este fue el primer salto importante del uso de la tecnología en la traducción de textos, ya que permitió aumentar la productividad.

En 2012, la asociación de la Oficina Europea de Patentes con Google permitió la aparición del primer servicio de traducción automática especializado, llamado Patent Translate, que fue gratuito desde el primer día y que ha ido ampliado sus idiomas y su calidad.

Con la aparición de las traducciones automáticas, los traductores encontraron una herramienta para no tener que traducir el texto completo, sino posteditar la traducción automática. La posibilidad de consultar diccionarios en línea o de consultar a otros traductores en foros mejoró el rendimiento y la calidad.

Además, la existencia de programas de traducción asistida, tal como Trados Studio, permite crear memorias de traducción para evitar tener que volver a traducir frases previamente traducidas, y combinarlas con glosarios y proveedores de traducciones automáticas, entre otras características. De esta manera, la productividad actual en la traducción se ha multiplicado en relación con la que se podía conseguir años atrás.

Problemas recurrentes en la traducción automática de patentes

Aunque la postedición de traducciones automáticas de patentes ha supuesto una mejora desde el punto de vista de productividad y costes implicados, tiene una serie de problemas que el traductor debe revisar con detenimiento durante la postedición.

En primer lugar, un requisito esencial de las patentes es que su terminología debe ser uniforme durante toda la descripción y las reivindicaciones, ya que el uso de diferentes términos para identificar un mismo elemento provoca un problema de falta de claridad.

Por ejemplo, una traducción automática puede traducir “spring” como “muelle”, “resorte” o “primavera”, o “chip” como “chip”, “astilla” o “patata frita”.

Es tarea del traductor revisar que el mismo término se traduzca siempre de la misma manera, y que esa traducción sea adecuada con el contexto, eligiendo siempre la traducción más precisa.

Otro problema de las traducciones automáticas es que no tienen en cuenta que existe una terminología propia en el campo de las patentes, pudiendo traducir términos tan importantes como “claims” como “reclamaciones” y no como “reivindicaciones”.

Además, tampoco tiene en cuenta que la terminología puede variar entre diferentes países. Por ejemplo, en España “embodiment” se traduce como “realización” o “modo de realización”, mientras que en México se traduce como “modalidad”.
Todo esto implica que el traductor debe ser el valor añadido de la traducción.

Las patentes europeas, ¿en tu idioma materno o en un idioma oficial?

Para una primera solicitud de una patente, el solicitante puede presentar:

  • Una patente o modelo de utilidad en España;
  • Una patente europea; o
  • Una patente internacional PCT.

De acuerdo con la legislación española, las patentes y modelos de utilidad en España deben presentarse en castellano, al igual que la PCT. Por motivos de seguridad nacional, la PCT debe presentarse ante la OEPM, que es oficina receptora solamente para solicitudes en castellano, aunque es posible solicitar permiso para presentarla ante otra oficina receptora en otro idioma.

Para las patentes europeas, se pueden presentar ante la OEPM en cualquier idioma, siendo necesario solamente una traducción del resumen al castellano (150 palabras como máximo).

Por lo tanto, cuando un agente o técnico de patentes afronta la redacción de la memoria de una patente europea o PCT, en primer lugar, debe decidir en qué idioma se va a redactar.

Si se redacta en el idioma materno, tal como el castellano, la ventaja es que una persona siempre se expresa mejor en su idioma materno que en cualquier otro, pero corremos el riesgo de que haya errores en la traducción posterior al idioma oficial.

En cambio, si redactamos la memoria de la patente europea en un idioma oficial, no habrá este riesgo de errores en la traducción, aunque tiene el inconveniente de que la calidad de la redacción podría ser peor o menos precisa que en su idioma materno.

Riesgos de los errores de traducción

Pérdida del derecho de prioridad

Cuando se presenta una patente europea en un idioma no oficial, el texto auténtico de la solicitud es en ese idioma, y los errores de traducción se pueden corregir durante la tramitación, pero podría no poderse corregir una vez concedida, tal como se describirá a continuación.

Sin embargo, si se presenta directamente una traducción de la memoria en un idioma oficial, es esta traducción el texto original, y los posibles errores de traducción no se pueden corregir.
Si hay un error en la traducción que cambie el objeto de una reivindicación, y esta traducción no se puede corregir, se podría perder el derecho de prioridad para esa reivindicación.

La trampa de los Art. 123(2) y 123(3) CPE

El artículo 123(2) del Convenio de Patente Europea (CPE) indica que una solicitud de patente europea no se puede modificar de manera que se extienda más allá de la solicitud tal como se presentó. Es decir, durante el examen de la solicitud, cualquier modificación deberá justificarse de que está contenida en la solicitud original.

Si se ha presentado la solicitud en un idioma no oficial, cualquier error de traducción puede corregirse durante la tramitación, ya que el texto auténtico es el del idioma de la solicitud.

Por su parte, el artículo 123(3) del CPE indica que la patente europea (ya concedida) no puede modificarse de manera que extienda la protección que confiere.

Esto significa que cualquier error en la traducción de la reivindicación o reivindicaciones independientes en la patente concedida no se podrá corregir, ya que sería contrario al artículo 123(3) CPE, y si ese error hacía que se extendiera la materia de la solicitud original, contrario al artículo 123(2) CPE, la patente concedida se podría anular simplemente por este motivo.

Este hecho se produjo, por ejemplo, en la oposición a la patente EP2412517B1.

Esta solicitud de patente se presentó en castellano y su tramitación fue en inglés.

La reivindicación 1 incluía, entre otros, el término “velo”, que se tradujo al inglés como “web”.

El oponente, entre otros motivos, adujo que “web” era una traducción incorrecta de “velo”, motivo por el cual se había infringido el artículo 123(2) CPE.

En respuesta a la oposición, el titular de patente intentó cambiar la traducción de “velo” a “veil”, pero dicha modificación infringía el artículo 123(3) CPE, y la patente fue revocada.

Otro ejemplo se puede encontrar en la patente EP1397304B1, presentada originalmente en finlandés y traducida al inglés.

La solicitud original incluía el término finlandés equivalente a “circular”, pero se tradujo al inglés como “round” (redondo).

Aunque el titular de la patente intentó convencer a la División de Oposición y de Apelación que ambos términos eran sinónimos, la patente se revocó porque se consideró que el término “redondo” no tiene el mismo significado que “circular”, en contra del artículo 123(2) CPE, y por el mismo motivo, debido al artículo 123(3) CPE, no se podía cambiar “redondo” por “circular”.

No infracción de la validación de la patente española

Cuando una patente europea se concede es necesario validarla en los países contratantes que desee el titular para que tenga efectos en estos países. Los requisitos de traducción varían entre países, y en España es necesario presentar una traducción completa de la memoria al castellano.

Si hay un error de traducción, es posible corregirlo en cualquier momento, pero este error puede tener implicaciones legales, ya que la corrección no tendrá efectos hasta su publicación.

El artículo 12 del Real Decreto 2424/1986 relativo a la aplicación del convenio sobre la concesión de patentes europeas indica que toda persona que, de buena fe, comienza a explotar una invención o hace los preparativos efectivos y serios a este fin, sin que tal explotación constituya una violación de la solicitud o de la patente de acuerdo con el texto de la traducción inicial, puede continuar sin indemnización alguna con la explotación en su Empresa o para las necesidades de esta.

Por lo tanto, un error de traducción podría implicar la imposibilidad de actuar contra un competidor si se cumplen los requisitos indicados, aunque se infringiera la patente europea concedida.

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Defendiendo el valor de lo intangible, aquello que nos hace únicos.

Alfons Femenia

Ingeniero industrial Mecánico. Agente Europeo de Patentes. Departamento Patentes.

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