1 octubre 2019
La Oficina Europea de la Propiedad Intelectual (EUIPO por sus siglas en inglés), fiel a su cometido en la lucha por la defensa de los derechos de propiedad intelectual e industrial en el territorio de la Unión Europea, ha publicado en fecha 2 de septiembre de 2019 un informe estadístico que refleja los resultados de un análisis llevado a cabo en relación con el volumen y el valor estimado de los productos importados presuntamente falsificados que han sido intervenidos en el territorio europeo entre los años 2013 y 2017.
Los datos analizados no son, en cualquier caso, definitivos, dado que no ha sido posible obtener referencias de algunos países que habrían sido -cuanto menos-, influyentes, tales como Alemania, Polonia o Reino Unido. Para la elaboración de este informe se ha recurrido al análisis de los datos registrados en la base de datos de ACIST, herramienta auxiliar de información sobre la lucha contra la falsificación creada en 2012 por la propia EUIPO, con el objetivo de ayudar a las autoridades policiales y aduaneras a combatir las infracciones de los derechos de propiedad intelectual e industrial, -tales como la falsificación o la piratería-, llegando a la conclusión de que el número de mercancías sospechosas retenidas, tanto en las fronteras europeas, como en las de los Estados miembros y los mercados nacionales, es bastante alarmante.
A pesar de que los resultados no sean definitivos, lo cierto es que este informe arroja luz sobre el movimiento de mercancía sospechosa de vulnerar los derechos de propiedad industrial e intelectual en nuestro entorno. Así, tenemos que el volumen de artículos “falsificados” retenidos en la Unión Europea entre 2013 y 2017, alcanzó la escalofriante cifra de 438 millones, una cantidad que equivaldría a un artículo incautado por cada ciudadano europeo mayor de 15 años, y cuyo valor estimado asciende a unos 12.000 millones de euros, similar al PIB de 2018 de Malta.
De las cifras anteriores, llama la atención que la mayoría de las intervenciones fueron llevadas a cabo en los mercados nacionales, representando entre el 70 y el 85 por ciento del valor total estimado, y entre el 60 y el 70 por ciento del volumen total.
Los artículos más comunes fueron las prendas de vestir y los accesorios, los juguetes -especialmente los pequeños-, los CD y los DVD grabados, y los cigarrillos, representando estas categorías en su conjunto más del 33 por ciento de los productos registrados.
En las fronteras europeas, destacaron también algunos artículos de lujo, como las carteras, los monederos o los relojes, e incluso algunos productos alimenticios, como los caramelos o los chicles, con las alarmantes implicaciones que esto conlleva para la salud de los consumidores.
En cuando al origen de estos productos, aparece con gran frecuencia China, especialmente en el caso de los juguetes y los cigarrillos, y Turquía, para la ropa y los cosméticos. Asimismo, en este periodo de tiempo, comienza a destacar como lugar de procedencia de “productos falsificados”, Hong Kong, al aumentar las importaciones de material de embalaje y etiquetado, como las pegatinas, así como la caída de Malasia, que hasta entonces había sido predominante, especialmente en el ámbito de los juguetes.
Como destinatarios, los diez Estados miembros que registraron el mayor número de retenciones de productos falsificados representaron alrededor del 90-95 por ciento del valor total estimado, con Italia a la cabeza (54% del volumen y 60% del valor estimado), y Francia y España dentro del Top 5.
Por lo que respecta a los derechos de propiedad industrial e intelectual más vulnerados por estos productos, en las fronteras europeas destacaron las marcas, mientras que en los mercados nacionales predominaron los derechos de autor, patentes, dibujos y modelos, así como indicaciones geográficas y variedades vegetales.
Como hemos mencionado anteriormente, este informe tiene un alcance limitado, si bien se pretende que, gracias a la cooperación de las autoridades, poco a poco puedan recabarse más datos, aspirando a que la herramienta ACIST llegue a ser la base de datos más importante a la hora de consultar las estadísticas relacionadas con este tipo de infracciones en materia de derechos de propiedad intelectual. ACIST dará acceso así a una ingente cantidad de información que nos permitirá valorar tendencias y anticiparnos, facilitando de esta forma la lucha contra la falsificación y la piratería.
El objetivo principal perseguido por la EUIPO a través de la publicación de dicho informe es concienciar a las autoridades aduaneras y policiales, así como a los políticos europeos, acerca de la relevancia que tienen hoy en día las importaciones de productos falsificados, tanto por su volumen y valor estimado, como por la cantidad de derechos que pueden dañar, de cara a lograr un mayor control para combatir satisfactoriamente este tipo de prácticas ilegales.
Desde el año 2014, las retenciones en las aduanas de la Unión Europea comenzaron a disminuir poco a poco, incluyendo un 15 por ciento el año pasado. China sigue figurando como el principal país de procedencia de los productos falsificados retenidos, según apuntan los últimos datos de 2018 de que disponemos, representando un 50,55 por ciento del total, llegando a un total de 69.354.
Circunstancia llamativa resulta igualmente el evidente incremento en la intervención de material de embalaje, etiquetas, pegatinas y logos, lo que refleja que los infractores, al objeto de burlar la vigilancia aduanera, optan cada vez más por traer la mercancía desmontada, por conductos distintos, y ensamblarla en Europa.
Al objeto de luchar contra esta lacra y evitar los perjuicios que se causan no solo a titulares de derechos, sino también a consumidores, toda la información recabada a través de ACIST debe ser tenida en cuenta en el momento de presentar las solicitudes o renovaciones de intervención aduanera, trazando así una estrategia óptima de protección.
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