Mujeres y ciencia en Latinoamérica: ¿por qué aún la disparidad de género sigue siendo un tema de conversación?

21 septiembre 2023

Las mujeres que se quieren dedicar a la ciencia en Latinoamérica aún tienen que recorrer un arduo camino para tener el mismo reconocimiento que un varón científico. En este post analizamos el papel de la mujer en la ciencia con datos reveladores sobre la brecha de género.

21 septiembre 2023

Desde muy pequeña, me he considerado una persona curiosa, probablemente parte de ello haya hecho que hoy termine dedicándome a la propiedad intelectual y, en especial, al mundo de las invenciones.

Al adentrarme en el mundo de la ciencia, me llamó poderosamente la atención, cuando preparaba mis primeras solicitudes de patentes y chequeaba los listados de inventores, que, por lo general, estaban conformados íntegramente por hombres o, en el mejor de los casos, el porcentaje de participación femenina era ínfimo. Advertido ello, me surgió la siguiente inquietud: cuando preguntamos en diversos ámbitos “quién inventó x cosa”, generalmente, recordamos nombres de varones. ¿No hubo mujeres investigadoras? ¿O no las conocemos?

Tal y como analizó nuestra compañera, Isabel de Pablo, en su artículo Mujeres y patentes: ¿Subrepresentadas? Reflexiones en el Día Internacional de la Tolerancia (hyaip.com) del estudio de la EPO “Participación de la mujer en la Actividad Inventiva”, si bien las contribuciones de las mujeres a la ciencia y la tecnología han ido en aumento en las últimas décadas, la paridad con los hombres todavía no se ha alcanzado.

Pensemos en este escenario, pero en países con economías en transición donde la disparidad frente a los países desarrollados se acrecienta día a día.

En Argentina, Brasil y México, aproximadamente, un tercio del total de personas trabajando en los sectores relacionados con Ciencia y Tecnología (CyT) – que son los que tienen salarios por encima del promedio de la economía y que ofrecen empleos de mayor calidad-, son mujeres. Entre quienes cuentan con habilidades relacionadas con CyT y realizan tareas acordes en estos tres países, las mujeres representan menos de un cuarto. Esta subrepresentación de las mujeres responde a un problema multifactorial y debe tenerse en cuenta que las barreras que enfrentan las mujeres comienzan desde edades muy tempranas y se suscitan a lo largo de sus trayectorias formativas y laborales.

Las mujeres tienen mayores dificultades para acceder a puestos jerárquicos y de toma de decisión. Por ejemplo, en lo que respecta al sector público, las mujeres se encuentran subrepresentadas en la esfera del poder ejecutivo, legislativo y judicial, pero, sobre todo, en este último, en los casos de Argentina, Brasil y México (CEPAL). En el caso de Brasil, según el Ministerio de la Mujer, los municipios gobernados por mujeres cubren solo el 7% de la población del país y son los que tienen menor densidad de población y menor ingreso per cápita.

No obstante, esta menor representación no ocurre sólo en el ámbito público. Según ONU Mujeres (2017), sólo el 4% de las empresas tienen una mujer como gerente general en América Latina y, entre los altos ejecutivos y miembros de las juntas directivas, este número asciende al 9%. Cuando incluimos en los puestos gerenciales a los mandos medios y senior, el 33% de las personas con cargo gerencial en 2018 fueron mujeres en Argentina y este número asciende a 36% y 40% en México y Brasil, respectivamente (OIT).

En América Latina, las mujeres son minoría entre los inventores de patentes y tienen más probabilidad de figurar como autoras cuando son acompañadas por autores varones o en grandes números de inventores. Según la OMPI, en relación a la participación de mujeres en actividades de patentamiento, menos de 1 de cada 3 patentes incluyen por lo menos a una mujer como inventora. Según ONU (2020-año de pandemia-), a pesar de que la participación de mujeres en el campo de los inventores ha crecido en las últimas décadas, en áreas como la ingeniería todavía se mantiene por debajo del 20% mientras que, en el ámbito de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), el 88% de las patentes han sido registradas por equipos conformados únicamente por hombres. Además, según Elsevier (2017)[1], sólo el 15% de las patentes registradas con mujeres como autoras tuvieron sólo a mujeres entre las autoras en 2011-2015, mientras que el 77% de las patentes registradas con varones autores tuvieron sólo a varones entre los autores. Según este mismo estudio, en 2015, el tamaño promedio del equipo autor de patentes fue de 4,8 para las mujeres y 5,2 para los varones.

En Argentina, en particular, según la Base de Datos del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI), desde 2013 a 2022, la participación de las mujeres fue aumentando año a año. Sin embargo, el 78% de la participación sigue correspondiendo a los hombres:

Fuente: https://datos.inpi.gob.ar/Home/PatentesModelos

 

Un excelente trabajo de investigación de Paula Szenkman, Estefanía Lotitto y Sofía Alberro-Licenciadas en Economía-[2], indica que las mujeres aún se encuentran en desventaja en su participación en el mercado de trabajo. Según el Global Gender Gap Report 2021 del Foro Económico Mundial, de continuar con el ritmo actual, podrían pasar 135 años hasta eliminar la brecha de género y más de 267 años hasta alcanzar la paridad en el ámbito laboral a nivel global.

América Latina es la tercera región menos desigual en este ranking, pero es la tercera más desigual cuando miramos sólo el subíndice de oportunidades y participación económica. La creciente visibilidad de las actividades vinculadas con la ciencia y la tecnología (CyT) en nuestras economías, visibilizó que las mujeres participan poco en estos sectores.

Este hecho es especialmente relevante, ya que la CyT permite que se pueda participar en economías más productivas.

Por eso, asegurar la participación de las mujeres en los ámbitos de la ciencia y la tecnología es una oportunidad para que la brecha de disparidad se achique, se combata la pobreza y se impulse el crecimiento económico inclusivo.

En Argentina, Brasil y México -las tres economías principales de la región- se ve que, del total de los trabajadores en ocupaciones relacionadas con la ciencia, menos de un cuarto son mujeres.

Sin embargo, ¿cuál es la situación actual de las mujeres en el mundo de la ciencia y en el mercado laboral en general? Si bien la participación de las mujeres en el mercado laboral ha avanzado considerablemente en los últimos años en América Latina, los roles de liderazgo aún se encuentran reservados para los hombres.

Una buena noticia entre tantos números desesperanzadores es que, en América Latina, el porcentaje de investigadoras en el sistema científico está cerca de la paridad y por encima del promedio mundial.

En Argentina, la cantidad de investigadoras mujeres supera la de los varones (59%). En Brasil, se acerca a la paridad (49%), tras haber mejorado sustancialmente en los últimos 20 años, desde el 38% en 1996-2000 (Society of Women Engineers[3]). En cambio, en México, las brechas de género en el sistema científico son un poco más amplias y superan aún al promedio de la región.

Para entender un poco más de este fenómeno, entrevistamos a Rocío Priegue[4], bióloga y comunicadora científica, que reflexiona:

¿Cuáles son las dificultades que ven vos y tus compañeras a la hora de desempeñarse en el ámbito de la ciencia en Latinoamérica? ¿Por qué los porcentajes de participación de mujeres siguen siendo, aún, bajos?

RP: Aunque a veces se la presente distinto, la ciencia es una actividad ante todo humana y, por lo tanto, no está exenta de ninguno de los sesgos, prejuicios y problemas que tienen otras actividades. Hay espacios más machistas que otros, jefes más machistas que otros, techos de cristal, etc. No creo que haya hoy en Latinoamérica algo en el ámbito científico que lo vuelva particularmente desigual en términos de género, pero sí vale la pena preguntarnos por qué no se está convirtiendo en un espacio particularmente igualitario.

Los niveles de participación de mujeres en ciencias en nuestro país, en realidad, no son necesariamente bajos, el problema es que están profundamente sectorizados: si miramos por disciplina, vamos a ver que, en ciencias sociales y en ciencias de la vida, la participación femenina es alta y, en cambio, en ciencias de la computación o ciencias exactas es muy baja. Lo que es peor, si miramos por grado de avance en la carrera científica, encontramos que, entre estudiantes de grado y de doctorado, la participación de las mujeres es muy alta, pero cuanto más avanzado el puesto de investigador, menos mujeres.

La primera diferencia, la disciplinar, está probablemente relacionada con cómo nos socializan a mujeres y varones desde la primera infancia. Hay una tendencia a reforzar en los chicos las habilidades matemáticas, el ingenio y la exploración y, en las chicas, las actividades de contemplación, reflexión y cuidado. Además, y como parte de un círculo vicioso, falta representación y modelos a seguir. Si cuando tienes que pensar en una persona que investiga física, solo puedes pensar en varones, como mujer es difícil que puedas imaginarte a vos misma investigando física.

¿Por qué crees que las mujeres inventoras no han sido reconocidas durante tanto tiempo?

RP: Primero porque no lo tenían permitido. Las mujeres no estaban admitidas en los círculos científicos o universitarios, entonces mucho menos se les iba a reconocer su trabajo. En general, trabajaban con sus maridos o, si trabajaban por su cuenta, lo hacían bajo pseudónimos masculinos. Más tarde, cuando la prohibición ya no era explícita, siguió estando mal visto que las mujeres se dedicaran a algo distinto que al cuidado del hogar. Hoy ya estamos muy lejos de eso ideológicamente, pero en tiempo eso pasó antes de ayer.

¿Crees que se ha avanzado lo suficiente? ¿Qué cambios desearías que tuvieran lugar?

RP: Si se hubiera avanzado lo suficiente probablemente no existiría esta nota. Sí creo que se avanzó un montón, pero también que falta un montón de camino por recorrer. En cuanto a ideales, me encantaría que el género deje de ser un regresor útil para entender la elección de carrera: que, viendo lista de inscripciones de medicina y de ciencia de datos, yo no pueda darme cuenta cuál es cuál. Respecto a cosas concretas, me parece necesario que los organismos científicos y universitarios incorporen la perspectiva de género a la hora de establecer políticas internas y que sea una prioridad de todes crear un campo disciplinar más igualitario.

¿Qué consejo le darías a las jóvenes latinoamericanas que desean desarrollarse en ciencia y, en particular, a aquellas que aspiran a crear?

RP: Antes que nada, les diría que lo hagan, porque es lindo y es divertido. Segundo, que generen grupos, porque a veces se puede hacer un poco cuesta arriba y es indispensable tener en quién apoyarse.

Analizando las palabras de Rocío, llegamos a las siguientes conclusiones. Por un lado, es menester fomentar el interés de las niñas y jóvenes por la ciencia y tecnología porque las brechas de disparidad se gestan en edades muy tempranas. Hay que combatir los estereotipos de género en diferentes áreas de la vida (la escuela, los vínculos familiares, los medios de comunicación…) para incentivar a las niñas para que se vuelquen en estas actividades y es fundamental que los adultos acompañen esa batalla contra los estereotipos, ya que son los principales referentes que estas niñas observan y siguen.

La infancia es un punto clave en el desarrollo de los seres humanos. En efecto, la ciencia (claro, cuándo no) ha demostrado que tanto las malas como las buenas experiencias, los modelos con los que nos criamos y los mensajes que recibimos, calan hondo en el tipo de adultos en que nos transformamos. Por supuesto que los humanos somos seres esencialmente sociales y el cambio es parte de nuestra naturaleza, pero reflexionemos y pensemos: ¿cuántas creencias y mensajes han sido parte de nuestra crianza, con los cuales podemos no estar del todo de acuerdo y, sin embargo, nos es difícil desprendernos de ellos? Imagínense crecer con una falta de representación, o peor, un mensaje de que no eres suficiente para algo o merecedor de ello.

Un punto no menor es que, si bien existen mecanismos para acercarse a la ciencia (por ejemplo, en Argentina existe el acceso a la educación de manera no arancelada), es fundamental que también existan medidas que permitan la compatibilidad de la vida familiar y laboral, y que se apliquen entre varones y mujeres por igual, y que, quienes están en posiciones de liderazgo, visibilicen y promuevan la equidad de género.

Es importante reflexionar sobre el asunto y entender la importancia de la igualdad de oportunidades.

 

[1] Elsevier (2017). Gender in the Global Research Landscape. Analysis of research performance through a gender lens across 20 years, 12 geographies, and 27 subject areas.
[2] “Mujeres y ciencia en Tecnología: Cómo derribar las paredes de Cristal en América Latina”-CIPPEC, Agosto 2021
[3] https://research.swe.org/2019/06/brazil-scholarly-publications/
[4] Rocío es Licenciada en Ciencias Biológicas (FCEN – UBA). Actualmente trabaja como redactora y contenidista en El Gato y La Caja. Además, se desempeña como JTP en la materia “Programación 1” de la Licenciatura en Ciencia de Datos de UNSAM.

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Rocío Gendra

Abogada.

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