17 noviembre 2022
Este mes de noviembre echa a rodar el balón en la XXII edición de la Copa Mundial de la FIFA™, evento futbolístico que se celebra cada 4 años desde 1930 (a excepción de los años 1942 y 1946 suspendido por la Segunda Guerra Mundial), y que cuenta para la presente edición con la participación de 32 selecciones nacionales: Alemania, Dinamarca, Francia, Bélgica, Croacia, España, Serbia, Inglaterra, Suiza, Países Bajos, Portugal, Polonia, Gales, Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Canadá, México, Estados Unidos, Costa Rica, Irán, Corea del Sur, Japón, Arabia Saudita, Australia, Ghana, Senegal, Túnez, Marruecos, Camerún y Qatar como estado anfitrión.
Este prestigioso evento internacional es, sin ningún género de dudas, una de las competiciones deportivas más importantes y seguidas del mundo, donde su audiencia para la presente edición se proyecta en 5.000 millones de personas en todo el planeta según datos del máximo organismo del fútbol mundial.
Organizar, gestionar y celebrar un evento de tal dimensión y repercusión social siempre está repleto de diversos e importantes retos.
Por un lado, tenemos los retos del propio país anfitrión, donde el evento no solo genera la oportunidad de fomentar su cultura e imagen local, sino que se convierte en una ocasión única para importantes operaciones comerciales y búsqueda de inversión económica.
En este último aspecto, todos sus esfuerzos se destinan a impulsar la propia economía local, en sectores tales como el turismo y las infraestructuras, adoptando medidas que actúen como un gran imán que estimule la inversión en el territorio.
Se prevé que la cita genere en la economía de la región unos 17.000 millones de dólares, que equivale a casi el 9,4% del PIB de Qatar en 2019. Y se calcula que acogerá a 1,2 millones de turistas durante el campeonato según las cifras que se dieron a conocer en el Foro Económico de Qatar organizado por Bloomberg.
Vinculado con el desafío anterior, y como principal garante, también entran en juego los propios retos del máximo organismo del fútbol mundial FIFA®, donde sus ingresos necesarios para la organización del evento no solo están constituidos por los que provienen de sus múltiples patrocinadores, sino que gran parte de ellos tienen su origen en la cesión y venta de derechos audiovisuales, así como los obtenidos por licencias de uso de la imagen del propio campeonato.
Cuando la propiedad industrial e intelectual entra en juego en un evento deportivo de grandes dimensiones
En la explotación de derechos relacionados con la celebración de un gran evento deportivo, son varios los actores que intervienen (patrocinadores, afiliados comerciales, licenciatarios de derechos audiovisuales, licenciatarios de derechos de propiedad industrial), a los que en ocasiones es fundamental poder garantizar exclusividad en la explotación de los derechos adquiridos por los que desembolsan cantidades económicas muy elevadas.
En aras de poder ceder con todas las garantías los derechos de explotación comercial relacionados con la celebración de este gran evento deportivo, el máximo organismo del fútbol mundial apuesta acertadamente por una política proactiva, firme y contundente de protección y defensa global de todo su activo de propiedad industrial, intelectual y derechos conexos. Y para ello, lo hace en una doble vía de actuación:
1. Por un lado, utilizando los mecanismos legales que otorga la propiedad industrial e intelectual para crear y proteger globalmente un activo diverso de signos distintivos, diseños, derechos de autor y otros derechos conexos, relacionados todos ellos con el “nombre del acontecimiento deportivo”, su “logotipo oficial”, la “mascota oficial y su nombre”, los “carteles y eslóganes oficiales” e, incluso la imagen propia del “trofeo” de campeón.
Valiéndose de los derechos que la propiedad industrial e intelectual les otorga, este organismo podrá impedir que terceros no autorizados los copien y/o utilicen sin su consentimiento, asegurando así la exclusividad de explotación a los que denomina “titulares de derechos” (patrocinadores, afiliados comerciales y licenciatarios entre otros). Se garantiza con ello contar con los fondos necesarios para organizar sus competiciones y fomentar así el fútbol a nivel mundial.
Como una pequeña muestra de esta apuesta clara por la protección, solo en la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), el máximo organismo del fútbol mundial cuenta con más de 150 marcas y más de 300 diseños registrados en los últimos 20 años, y que protegen diferentes denominaciones e imágenes todas ellas relacionadas con eventos, eslóganes, mascotas, carteles, trofeos, además de su propia imagen corporativa.
2. Como segunda vía de actuación, el organismo deportivo utiliza diferentes medios y herramientas de trabajo encaminadas a identificar infracciones de sus derechos, vigilando sus registros de propiedad industrial e intelectual, y supervisando de manera constante la información que aparece en las diferentes páginas web, plataformas de redes sociales y canales de venta online. Sin olvidar, claro está, el trabajo conjunto con las autoridades aduaneras de todo el mundo para detectar envíos y entradas de productos falsificados.
El pasado mes de mayo ya se anunciaron las primeras detenciones por la venta en redes sociales de productos falsificados (camisetas y gorras con el logotipo del campeonato), así como la reciente incautación en Qatar de 144 trofeos falsificados alusivos a la competición.
En definitiva, tener los activos intangibles correctamente protegidos es fundamental para poder defendernos de cara al uso no autorizado por parte de terceros. Sin su protección, no contaremos con un derecho exclusivo, lo que nos impedirá no solo iniciar acciones legales en caso de infracciones o usos no consentidos o ilícitos, sino que también nos impedirá su explotación comercial y económica con las suficientes garantías y cobertura legal.
Pero de nada sirve lo anterior si no adoptamos las medidas encaminadas a disuadir, prevenir e impedir su copia, imitación o su uso indebido por parte de terceros. Estas medidas de vigilancia, control y actuación son esenciales para consolidar nuestros derechos y que los mismos no pierdan valor.
Más protagonistas en la protección de la celebración de un gran evento deportivo
¿Qué otros actores participan? Son muchos los protagonistas que participan en el negocio comercial y económico que supone la celebración de un acontecimiento deportivo de magnitud.
Las Federaciones deportivas nacionales de cada uno de los equipos clasificados en las diferentes competiciones perciben una cantidad económica fija por su participación y otra variable dependiendo del desempeño que el equipo haga en el transcurso del campeonato. A nivel local también cuentan con sus propios patrocinadores y licenciatarios, por lo que también juega un papel fundamental la creación y protección de su propio activo de signos distintivos, diseños, derechos de autor y demás derechos conexos.
El pasado año 2021, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) actuó de manera proactiva en la protección de su nueva imagen, y la de sus dos principales competiciones deportivas (“RFEF Supercopa de España” y “RFEF Campeonato de España Copa de S.M. El Rey”), no solo en el ámbito territorial de la Unión Europea con registros marcarios ante la EUIPO, sino también extendiendo su protección internacional a otros países fuera del territorio UE.
Este hecho constata que las marcas son fundamentales para crear valor comercial y que, para las entidades organizativas de eventos deportivos en cualquiera de sus ámbitos (nacional o internacional), constituyen un valioso activo encaminado a incrementar sus ingresos mediante acuerdos de patrocinio y comercialización de productos y licencias.
- También contamos con la participación de los “actores principales”, los deportistas que, con independencia de los ingresos que perciben por participar en las grandes citas deportivas, se les ofrece un escaparate inmejorable para, con su buen hacer en la competición, aprovechar nuevas oportunidades comerciales y obtener beneficio de la explotación de sus derechos de imagen; bien en su propio nombre o cediéndolos al club al que pertenecen.
Muchos deportistas son en la actualidad iconos mundiales y, aunque aprovechan ese estatus para ser reclamo de las principales marcas firmando con ellas contratos de patrocinio millonarios, otros apuestan por crear y tener su propia marca. Casos como los de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Pelé o Ronaldinho en el mundo del fútbol son un claro ejemplo de ello, y de cómo los deportistas de primer nivel apuestan por la marca como valor comercial y fuente de ingresos.
- Las firmas textiles deportivas también son protagonistas. La celebración de un gran evento deportivo internacional se convierte en un escaparate perfecto para las grandes firmas de moda deportiva, que encuentran en el aficionado ese target de cliente que se siente muy atraído por las marcas.
Las principales firmas no solo destinan sus esfuerzos en buscar diseños que sean atractivos para equipar a las diferentes selecciones participantes, sino que también apuestan por la innovación de los tejidos y materiales. Tejidos técnicos destinados a la absorción del sudor, la transpirabilidad, así como otros tejidos capaces de distribuir el calor de forma uniforme y regular la temperatura corporal, mejorando así el rendimiento de deportistas y aficionados al deporte.
Pero la innovación en ropa deportiva no deja de acelerar y, por ejemplo, encontramos avances en “camisetas inteligentes”, que permiten recopilar datos del ritmo cardiaco al contar con sensores y materiales de última generación.
En un mercado tan competitivo como el actual, todo diseño o característica técnica que haga que un producto sea más atractivo para el consumidor se convierte en un factor determinante a la hora de su éxito comercial. Su protección hace que, una vez más, la propiedad industrial e intelectual sirva de defensa ante imitaciones, falsificaciones y usos indebidos o ilícitos.
- Por último, la innovación juega como motor fundamental en el mundo del deporte, participando también en los grandes eventos deportivos. Durante la celebración de la presente edición de la Copa Mundial de la FIFA™, no solo veremos el uso de tecnologías ya conocidas como la “detección semiautomatizada del fuera de juego”, el “sistema de video arbitraje (VAR)” o la “detección automática de goles”, sino que también se ha utilizado la innovación para otros retos de la organización, como son los de reducir la temperatura de los estadios en un territorio donde las condiciones medioambientales pueden ser un importante hándicap para el rendimiento de los deportistas y la comodidad de los aficionados.
Entre las últimas propuestas, se habla del desarrollo de “nubes artificiales” para dar sombra en los estadios y campos de entrenamiento, ayudando así a que la temperatura descienda unos 20°. Se trata de una estructura de carbono súper ligero, rellena de gas de helio, y los propulsores que lo sostienen y desplazan funcionan con energía solar.
Sabemos que los derechos de propiedad industrial e intelectual promueven la innovación en todos los ámbitos de la sociedad, incluido el deporte. Apostar por la innovación en el deporte no solo permite más oportunidades de negocio, sino que también ayuda a mejorar el rendimiento deportivo haciendo que las grandes competiciones deportivas sean mucho más atractivas para los aficionados.
La propiedad industrial e intelectual sube al marcador
En definitiva, la influencia del deporte en la economía es cada vez mayor, y como en cualquier otro sector que también influye en la economía, proteger la propiedad industrial e intelectual hace que se impulse la productividad de las empresas, que aparezcan nuevas oportunidades comerciales y que aumente la inversión y las exportaciones.
H&A CUMPLE 40 AÑOS
Defendiendo el valor de lo intangible, aquello que nos hace únicos.
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